Desidentificación

 

  "Cada vez que observas los contenidos de tu mente, dejas de estar atrapado por ella."

 

  La mente es un instrumento valioso para desempeñarnos en el plano de las formas, de la dualidad, con sus habilidades de cálculo, organización, capacidad de análisis, de relacionar datos, elaborar respuestas, etc., es verdaderamente un ordenador sofisticado, pero ese instrumento, muy útil por cierto, se torna “peligroso” cuando nos dejamos dominar por él, cuando nos quedamos enganchados en sus “juegos psicológicos”. Como sabemos, su naturaleza es el pensar, y esos pensamientos tienen que ver con programas mentales, con condicionamientos adquiridos a edades tempranas por el “modelo” que nos han impuesto nuestros padres y educadores, la sociedad en la que nos educamos y crecimos, y luego, mediante la repetición de esos patrones durante nuestra vida.


   Ese instrumento, la mente, que en principio está para registrar por medio de los sentidos los distintos estímulos y responder con toda la capacidad del niño, luego se ve limitado porque el modelo, el programa, hace de filtro, y está controlando continuamente tanto lo que sale, la respuesta, como lo que entra, esto es la censura; y así comenzamos a actuar de una manera condicionada, reactiva, en vez de elegir respuestas adecuadas a la situación que salgan del fondo de nuestro ser, sin el filtro del condicionamiento.

 

  Al aprender a observar todo este mecanismo, se deja de estar atrapado en la mente, al estar en el lugar del observador sin juicios, se pueden observar los contenidos mentales, conocer la mente y trascenderla, porque nos damos cuenta que no somos los contenidos, somos muchísimo mas, que la mente es sólo un instrumento al servicio del Ser, para ser utilizado en el mundo fenoménico.

 

  Con la observación, se deshace la identificación, o sea, uno se desidentifica de los pensamientos, emociones, y se instala en un lugar mas profundo de calma, de paz, desde donde se puede ver con claridad y objetividad lo que está aconteciendo en la superficie.

  El tomar conciencia de lo que se despliega en la mente, nos abre un espacio donde poder elegir la respuesta que esté mas acorde a nuestro ser, reduciendo la impulsividad y la reacción automática ante los estímulos.

 

  El sufrimiento humano, surge de esa identificación, de ese apego a la mente, de creer que somos nuestra mente, nuestros pensamientos y emociones, y dejarnos llevar por ellos como una barquita en medio del océano.

 

  El situarnos en el lugar del observador, nos devuelve el poder, el no dejarnos arrastrar por la corriente, sino poder elegir la respuesta desde donde somos nosotros mismos.

 

“Todo conflicto observado, es un conflicto resuelto”.

 

                                                                                                    Juani

 



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