La personas reales, están llenas aunque parecen estar vacías.
Gobiernan el interior, no el exterior.
Claras y puras, altamente sencillas,
no conciben la artificialidad,
sino que retornan a la simplicidad.
Comprenden lo fundamental,
abrazando el espíritu.
Contemplando la evolución
de los acontecimientos,
se ciñen a la Fuente.
Su atención está enfocada
en el interior, y comprenden
la calamidad y la fortuna
en el contexto de la unidad.
Se mantienen en la simplicidad de la totalidad
y permanecen en el centro de la quintaesencia.
Lao Tzu
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