El Terapeuta Transpersonal, se basa en dos enfoques fundamentales: El Trabajo Psicológico, y la Práctica Espiritual. Ambos enfoques, son necesarios, porque una cosa es la realización espiritual, “iluminación”, o sea el reconocimiento de nuestra naturaleza esencial, y otra es la integración, la actualización en la vida diaria de esto que somos (Esencia, Ser).
El trabajo espiritual , puede provocar una apertura profunda, que temporalmente nos libera de los condicionamientos, pero luego se vuelve a chocar con la reactividad emocional, los condicionamientos, la manera de funcionar mecánica y habitual, porque hay problemas psicológicos irresueltos, hay material inconsciente que puja por salir y nos hace actuar mecánicamente, impulsivamente, atrayendo las situaciones que se alinean con todos estos problemas psicológicos que no llegan a resolverse con la práctica espiritual, y que requieren de un trabajo psicológico.
Hay varios grados de realización espiritual, a veces, son sólo experiencias aisladas, pero otras, son experiencias más estables, que nos transforman totalmente. Pero en estos últimos casos, aunque se haya desarrollado una gran claridad, visión, poder interno, quedan enteros irresueltos una gran cantidad de complejos, impulsos reprimidos durantes años, zonas inconscientes a la que la realización no llega, no le afecta, e incluso, a veces, esa realización, llega a reforzar viejas defensas y a utilizar la espiritualidad para escapar de las responsabilidades del mundo (bypass espiritual), y en casos, para manipular con el título de “espiritual” a las situaciones, personas, fomentando la separación, el distanciamiento.
La realización, no necesariamente va acompañada de la liberación, no transforma en sí misma la totalidad de nuestro ser, al no afectar las dimensiones del inconsciente.
El desarrollo espiritual, abarca dos aspectos:
** La realización, por un lado como acceso a la lucidez y a la transformación y aplicación de esa lucidez a nuestra vida diaria concreta.
** El trabajo psicológico, en el que se ayuda a alumbrar esas zonas oscuras de nuestra personalidad condicionada para tornarla permeable al ser superior, en este sentido es de gran ayuda y un complemento a la integración.
Pero se debe tratar de una terapia amplia, que ayude a desbloquear contracciones corporales, que nos ayude a purificarnos y acceder a energías más elevadas.
El trabajo espiritual, desidentificación de la personalidad y el despertar al Ser, es mucho más amplio que el trabajo psicológico, sin embargo es necesaria la integración psicoespiritual.
En la realización, la personalidad se dirige hacia el ser, liberando al yo condicionado.
En la transformación, se va integrando esa realización en los condicionamientos de nuestro cuerpo/mente hasta lograr impregnar toda nuestra vida a nivel personal y en la interacción interpersonal, convirtiéndose nuestra personalidad en un receptáculo limpio de la Verdad.
El trabajo psicológico apunta a la verdad relativa en lo personal, humano, en las relaciones con las personas, ayuda a desmontar las estructuras del yo, las identificaciones, los condicionamientos en los que se encuentra atrapada nuestra consciencia.
La práctica espiritual busca trascender estas estructuras, condicionamientos, etc., y revelar la vacuidad, nuestra esencia, de donde está surgiendo todo.
Así como la forma y el vacío no pueden separarse, el trabajo espiritual y el psicológico son dos facetas indivisibles.
En occidente, la cultura, la educación del niño, provocan una desconexión del fondo que somos, al ir formándose la estructura del ego, al ir instalándose los “modelos” de cómo debe ser el niño, cómo debe actuar, sentir, pensar…los condicionamientos, que hacen que el niño se distancie cada vez más de su esencia, de lo que es, de la fuente, perdiendo espontaneidad…, por ello es necesario, indispensable un trabajo psicológico, para conocer y desmontar la estructura de la personalidad de una manera gradual, eliminando, comprendiendo, soltando las imágenes falsas de sí mismo, lo que no somos, los autoengaños, las proyecciones, conociendo los mecanismos de defensa emocional, para luego trascenderlos y reconectar con el fondo, y permitir que cada vez más se exprese la esencia que somos a través de la forma.
Juana Ma. Martínez Camacho
Terapeuta Transpersonal
Escuela Española de Desarrollo Transpersonal
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