Libertad

 

  Vivimos en la ilusión de que somos libres para elegir y realizar determinadas acciones en la vida, si lo miramos con interés y atención, veremos que en realidad, desde muy niños estamos condicionados, programados para funcionar de una determinada manera.

Si lo vemos a nivel biológico, venimos con cierta carga genética, a la que hay que sumar una carga cultural, una educación, unos modelos a cumplir para encajar en la familia, en la sociedad; un verdadero programa que inconscientemente cumplimos como lo haría una computadora; hay una química que sustenta estados emocionales que se corresponden con patrones mentales, pensamientos…con lo cual no somos realmente libres al funcionar mientras lo hagamos basados en nuestros impulsos y reacciones biológicas, mentales, emocionales.

 

   Una ilusión básica es la separación entre el yo (quien creo que soy) y el no- yo (el mundo, los demás), al creerme separado, el “no yo” se opone a mi supuesta libertad, a un yo que defiendo. Esta separación es aparente, y se da en un nivel superficial, pues en la conciencia, tal separación no existe; en la conciencia somos unidad, y sólo lo descubro profundizando, investigando con sinceridad en la conciencia. Y para ello, debo atravesar el campo mental que es donde se bifurca lo uno en lo múltiple.

 

  La verdadera libertad viene de una toma de conciencia de lo que es verdadero, que no depende de conseguir un objetivo; la libertad no existe en el mundo fenoménico que es relativo, para esta toma de conciencia hay que vaciar los deseos e ilusiones de la mente que piensa, la mente es temporal e imagina una libertad en acciones futuras…. pues la verdadera libertad brota de soltar todo esto erróneo, la ilusión; la libertad está más allá del tiempo, esta en el instante no pensado.

 

   El problema al comenzar a observar es el creer que si soltamos el tiempo, la mente, con sus deseos y sus temores, ambiciones y dependencias afectivas, perderemos nuestra identidad (ilusoria), y por ello preferimos no ser libres.

  Sólo indagando sinceramente, cuidadosamente, con la mente contemplativa, descubrimos que la identidad real no puede perderse porque es atemporal, ilimitada, allí hay unidad, somos hijo, padre, madre, amigo, el que ama y el amado…; y en esa unidad, surge el Amor, que es expresión de la verdadera libertad de ser.

                                                                                  Juani

 

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