(Antonio Blay)
Los ejercicios de Yoga han de hacerse:
1) con lentitud;
2) con verdadera atención;
3) sin crispación, y
4) con el tipo de respiración que salga naturalmente en cada fase del ejercicio.
Lo más importante de todo es la lentitud y la atención. Hay que practicar los ejercicios de Yoga como si estuvieran, vistos a cámara lenta. Y siguiendo con la atención cada instante de su ejecución.
No se trata de hacer mucha fuerza, ni de batir ningún record en ningún sentido. La lentitud se exige entre otras cosas para facilitar la actitud interior de atención y con ella la consecución del estado interior propio de cada postura.
Al asociar la atención al cuerpo y al yo cuando practicamos un ejercicio, las energías se asocian también y refuerzan nuestra energía psíquica consciente. Pero además es interesante la atención durante el ejercicio porque así aprendemos a establecer contacto con un determinado estado mental nuestro que nos servirá de soporte en todo momento e incluso de ayuda cuando queramos obtener una relajación mental.
Si yo he aprendido a experimentar esta satisfacción física de bienestar con atención, me será más fácil después poder descansar la mente apoyándome en la sensación física de bienestar.
Finalmente, también es interesante esta atención a los ejercicios, porque ya de entrada es una práctica muy concreta y muy positiva de desarrollo de nuestra capacidad de concentración mental.
Todos sabemos el efecto estimulante que tiene la gimnasia y el ejercicio, físico en general. Pues bien, el Yoga lo tiene todavía más. Y digo más porque el efecto estimulante no depende sólo de que uno se canse mucho o ejercite mucho los músculos, sino de que la mente se integre, se unifique con ese ritmo vital positivo. Cuando la mente se unifica con la vitalidad del organismo, el estado general mental queda muy mejorado. Ahora bien, en el Yoga se consigue esto de un modo sistemático, porque todos los ejercicios exigen esta atención y lentitud, gracias a lo cual se produce la integración mental.
El ejercicio físico consciente, en especial el Yoga, es un medio excelente para calmar la tensión de tipo afectivo o mental, produciendo un efecto de distensión y tranquilización general, serenando la mente y haciéndole conseguir un grado mayor de profundidad.
Es además utilísimo para aumentar y consolidar la energía psíquica consciente, incorporando a ella la energía biológica que producimos durante la ejecución del ejercicio. Para que se verifique esta incorporación es necesario realizarlo con los dos requisitos dichos anteriormente deliberada lentitud y, plena y constante atención.
La atención permite seguir conscientemente el ejercicio ejecutado con lentitud, y este solo hecho aumenta la conciencia de la propia energía psíquica. Ya que energía no hay más que una, que se manifiesta y consume por diferentes niveles, según el empleo que le dé la persona.
Todo lo que explicamos aquí se basa en hechos comprobados, que están al alcance de quienes deseen experimentarlos. Decimos esto porque parece extraño que detalles tan sencillos, como por ejemplo el de prestar atención durante el ejercicio, produzcan una diferencia tan grande en sus efectos.
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anónimo (sábado, 02 agosto 2014 06:37)
AUTOR. ANTONIO BLAY (si no me equivoco)
Juani (sábado, 02 agosto 2014 09:29)
si, es el maestro Antonio Blay Fontcuberta
Namaste