COMPRENDER
Nada en la realidad, nada en la vida, nada en el mundo te perturba; nada tiene el poder de perturbarte.
¿Alguien te lo ha dicho?
Toda perturbación existe en ti, no en la realidad. Podría subrayar la palabra "toda". ¡Toda perturbación está en ti! no en la vida, ni en la realidad, ni en el mundo: está en ti.
El sólo hecho de comprender esto, ha cambiado totalmente la vida de quienes lo lograron. El sólo hecho de comprenderlo, y nada más.
La realidad no es perturbadora, la realidad no es problemática; si no existiera la mente humana, no habría problemas.
Todos ellos existen sólo en la mente humana. Todos son creados por la mente.
Nada en la realidad, nada en la vida, nada en el mundo te perturba; nada tiene el poder de perturbarte.
La madurez es lo que has alcanzado cuando ya no culpas a nadie.
No culpas a otros; no te culpas a ti mismo.
Mientras tengas un "enemigo" afuera que te perturba, te negarás a abandonar tu perturbación, a menos que ella desaparezca.
Es decir, si piensas que alguien te perturba, entonces, mientras él está allí y se complace en el comportamiento que tú dices que te perturba, te negarás a abandonar tu perturbación a menos que él se reforme, cambie, desaparezca, se vaya, o lo que fuere.
Bien, supongamos que esa persona se niegue a irse..., supongamos que no se trate de una persona sino de la vida y que ésta persista en ser de esa manera, entonces seguirás estando perturbado.
Te digo, no es esa persona, no es la vida, ¡es tu programación!.
Él podría estar allí mismo, haciendo exactamente lo que hace ahora, y no tendrías necesidad de estar perturbado. Otras personas en tu lugar no estarían perturbadas. ¡Es tu programación…!
- Está bien...; él no me perturba, yo no me perturbo; la programación me perturba.
¿Cómo lo "arreglamos"?
La propuesta oriental diría: - No lo "arregles", deja que siga su curso; desaparecerá por sí solo.
Cuanto más trates de "arreglarlo", más se fortalecerá.
Esto también resulta "explosivo": no lo "arregles", déjalo seguir su curso. Deja que siga; desaparecerá; realmente lo hará. Si has comprendido esto…
- Pero ¿no necesito saber de dónde proviene esta programación?
- Es una ayuda; es una ayuda, pero no es necesaria.
Y, si estás totalmente decidido a lograrlo, si te planteas: "tengo que descubrir de dónde proviene y tengo que cambiar", entonces las cosas empeorarán, puedes estar seguro de ello.
Muchas personas nunca cambian porque están muy decididas a cambiar. Están tan decididas que no cambian nunca. Como están tan tensas, tan ansiosas, todo empeora. Esto es común a todas las personas, no sólo en Occidente, sino también en Oriente.
Aquí y allá, en todas partes, hay gente que trata de "arreglar" el enredo, de lograr que la perturbación desaparezca.
-¿Cómo lo "arreglo"?
- No lo "arregles". Entiéndelo, míralo, obsérvalo; se ocupará de sí mismo.
Lo que sucede es que tú no te "arreglas", no cambias; la vida cambia, como también lo hace la naturaleza. Así como uno no se cura a sí mismo, la naturaleza sí se cura a sí misma. Uno debe limitarse a hacer algo para ayudarla.
Cuando el destinatario no recibe una carta, se la envían de vuelta a quien la escribió. Si tú no la recibes, va de vuelta.
¿Cómo es que recibiste el insulto?
¿Sabes por qué te sentiste insultado o fuiste perturbado por el insulto?
Porque lo recibiste.
Entonces, no es la persona la que te ha perturbado al insultarte; no eres tú el que se ha perturbado a sí mismo. Es tu programación la que lo ha hecho.
Todo lo que tienes que hacer es comprender esto y tomar distancia frente a la perturbación.
Comprender.
-¿Quieres hacer algo respecto de tu programación, si puedes?
-¡Vaya!
¿Es necesario?
-¡No! Si lo entiendes, sabes que la perturbación proviene de tu programación; no de ti, no de los demás. Se hará cargo de sí misma; realmente lo hará.
Te sorprenderás de que, después de unos pocos meses, las cosas que antes te habrían enfermado - con preocupación o con sufrimiento, o con lo que fuere - podrás vencerlas sin es fuerzo, con una paz perfecta.
Estarás suficientemente relajado para ello. Eso es la vida espiritual; es morir para ti mismo, abandonando tu programación.
La abandonarás al comprenderla como es, llamándola por su nombre.
A. de Mello