EL SUSURRO DEL ESPIRITU
Por: Dr. Deepak Chopra
Hace varios años, descubrí que cada vez que yo enfrentaba un dilema o un problema, lo mejor que podía hacer era dejar de pensar en él y comenzar a dirigirme al Espíritu de Dios en mí por una solución. De modo que conseguía un lugar tranquilo, dirigía mi atención a lo interno y entraba al silencio en mi alma. Entonces decía: "Querido Espíritu, dime qué hacer". Dejaba ir mi ego, mi necesidad de luchar para encontrar una solución y, simplemente esperaba que la solución me fuese revelada.
A veces la solución venía en el silencio y otras, venía como un relámpago en mi consciencia cuando estaba ocupado en algo que no tenía nada que ver con el problema. Yo bien podía estar jugando tenis o viendo a un paciente y, de repente la solución se presentaba como un destello en la pantalla de mi consciencia, tan claramente que sabía sin lugar a dudas qué hacer.
Desde entonces he aprendido que cuando tengo que tomar una decisión importante, sólo necesito aquietar mi mente, poner mi consciencia en la Presencia del Espíritu y hacer las preguntas.
He visto suceder cosas extraordinarias. Y gracias a mi propia experiencia, estoy convencido de que el Espíritu es abstracto y trascendente, pero también tiene un poder organizativo infinito. El Espíritu puede organizar infinidad de espacio, tiempo y acontecimientos para producir el resultado propuesto. El Espíritu es un Campo de Energía Consciente que conecta todo con todo lo demás y a todos con todos los demás. De modo que me siento maravillosamente bien al saber que sin importar lo que haga, dónde vaya o la situación, circunstancia o dilema, siempre puedo tener mi consciencia en la Presencia del Espíritu.
ESCUCHEN EN SILENCIO
El Espíritu nos susurra por medio del espacio que existe entre nuestros pensamientos y las sensaciones más mínimas de nuestro cuerpo. De allí la importancia de pasar tiempo en el silencio. Cuando pensamos en la curación como el regreso del recuerdo de la perfección física y en la perfección física como cuerpo, mente, espíritu y medio ambiente, comenzamos a comprender por qué debemos aprender a aquietar nuestras mentes.
Podemos hacer esto por medio de la meditación formal o estando conscientes de nuestra respiración o simplemente sentándonos con los ojos cerrados, quietos y escuchando durante quince o veinte minutos.
Al principio, puede ser difícil aquietar la actividad de la mente, pero a la larga se aquietará. Y en esa quietud bendita fluirán hacia nosotros el discernimiento y el conocimiento.
©1999 Deepak Chopra. Tomado de la revista LA PALABRA DIARIA Julio del 1999.
Naturaleza de los tres planos de la existencia
Nivel 1- El ámbito físico
El primer nivel de existencia físico o material, el universo visible. Es el mundo que mejor conocemos, al que llamamos mundo real. Contiene materia y objetos con límites precisos, todo lo tridimensional y lo que percibimos con los cinco sentidos: lo que podemos tocar, ver, escuchar, sentir, probar u oler.
Incluye nuestros cuerpos, el viento, la tierra, el agua, los gases, los animales, los microbios, las moléculas.
En el ámbito físico, el tiempo parece fluir en una recta que llamamos flecha del tiempo; esta va del pasado al presente y al futuro. Esto significa que todo lo que hay en el plano físico tiene un principio y un final, por lo tanto, es pasajero. Los seres sensibles nacen y mueren. Las montañas se elevan desde el núcleo líquido del planeta y la lluvia y el viento incesante las erosionan…
El mundo físico, está gobernado por leyes inmutables de causa y efecto, por lo que todo es predecible. La física newtoniana, nos permite predecir acciones y reacciones; de modo que cuando una bola de billar golpea a otra con una velocidad y en un ángulo específicos, podemos anticipar exactamente qué ruta seguirá cada una sobre la mesa.
Los científicos, pueden calcular con precisión cuándo ocurrirá un eclipse solar y cuánto durará. Toda la comprensión de sentido común que tenemos del mundo, proviene de lo que sabemos de este ámbito físico.
Nivel 2: El ámbito cuántico
Es el segundo nivel de la existencia, todo consiste en información y energía. En éste nivel, todo es insustancial, lo que significa que no puede tocarse ni percibirse con ninguno de los cinco sentidos.
Tu mente, tus pensamientos, tu ego y parte de ti que normalmente consideras que es tu ser, son partes del ámbito cuántico. Estas cosas carecen de solidez; sin embargo sabes que tus pensamientos y que tu ser, son reales.
Aunque es mas fácil pensar en el ámbito cuántico en términos de la mente, engloba mucho más. De hecho, todo lo que existe en el universo visible, es una manifestación de la energía e información del ámbito cuántico. El mundo material es un subconjunto del ámbito cuántico.
Otra manera de explicarlo es que todo lo que existe en el ámbito físico, está hecho de información y energía. En la famosa ecuación de Einstein, E = MC2, sabemos que la energía (E) es igual a la masa (M) por la velocidad de la luz (C) al cuadrado. Esto nos dice que la materia (masa) y la energía son la misma cosa, pero en manifestaciones diferentes: energía es igual a masa.
Una de las primeras lecciones que nos enseñan en la escuela, es que todo objeto sólido está hecho de moléculas, y que estas están formadas por unidades todavía más pequeñas llamadas átomos. Nos explican que la silla, aparentemente sólida, en la que estamos sentados, está hecha de átomos tan pequeños, que no podemos verlos sin la ayuda de un microscopio poderoso. Luego aprendemos que los pequeños átomos están formados por partículas subatómicas que carecen de solidez. Son literalmente paquetes u ondas de información y energía. Esto significa que en este segundo nivel de existencia, la silla en que estás sentado, no es otra cosa que energía e información.
Este concepto, es difícil de asimilar al principio ¿cómo es posible que unas ondas invisibles de energía e información se perciban como objetos sólidos?
La respuesta es que, en el ámbito cuántico, los sucesos ocurren a la velocidad de la luz; y a esa velocidad, nuestros sentidos simplemente no pueden procesar todo lo que influye en nuestra experiencia sensible.
Percibimos los objetos diferentes entre sí porque las ondas de energía contienen y determinan la frecuencia o vibración de diferentes tipos de información. Es como escuchar la radio. Según la frecuencia que sintonicemos, escucharemos una emisora u otra, en función de cómo vibra, la energía está codificada para transmitir información diferente.
De esta manera, el mundo físico, el mundo de los objetos y la materia, está hecho de información contenida en una energía que vibra a distintas frecuencias.
La razón por la que no vemos al mundo como una enorme red de energía es porque vibra demasiado rápido. Nuestros sentidos, que funcionan lentamente, sólo pueden registrar trozos de esta energía y actividad, y estos conglomerados de información se convierten en silla, mi cuerpo, en agua, y en todos los demás objetos físicos del mundo visible.
Esto es similar a lo que ocurre cuando vemos una película. Una película, está hecha de fotogramas individuales, separados por franjas. Si viéramos la película en el carrete en una sala de proyección, veríamos los fotogramas y las separaciones. Sin embargo, cuando vemos la película, los fotogramas pasan tan rápido que nuestros sentidos no perciben la discontinuidad. Los percibimos como un flujo constante de información.
En el ámbito cuántico, los trozos de campos de energía que vibran a diferentes frecuencias, y que percibimos como objetos sólidos, forman parte de un campo de energía colectivo.
Si pudiéramos percibir todo lo que ocurre en el ámbito cuántico, veríamos que formamos parte de un gran caldo de energía y que todas las cosas, cada uno de nosotros y todos los objetos del ámbito físico, son sólo un conglomerado de energía que flota en ese caldo de energía.
En todo momento, tu campo de energía está en contacto con el de todos los demás e influye en él; todos respondemos a esa experiencia. Todos somos expresiones de esa energía e información. En ocasiones podemos sentir esta conexión. La sensación normalmente es sutil, pero a veces tangible. La mayoría hemos tenido la experiencia de entrar en una habitación y sentir que la tensión es tal que puede cortarse con un cuchillo, o de estar en una iglesia o lugar sagrado y sentirnos inundados por una sensación de paz. Esto es porque la energía colectiva del entorno se mezcla con la nuestra y lo percibimos en algún nivel.
En el ámbito físico, también intercambiamos constantemente energía e información. Imagina que estás parado en la calle y hueles el humo del cigarrillo e una persona de camina a una calle de distancia. Esto significa que está inhalando el aliento de esa persona a cien metros de distancia. El olor es sólo un indicador que te informa que estás inhalando el aliento de la otra persona. Si el indicador no estuviera ahí, si la persona no estuviera fumando, de todos modos estarías inhalando su aliento, sólo que sin el humo del cigarrillo, no te darías cuenta. ¿y qué es el aliento? Es el bióxido de carbono y el oxígeno que proviene del metabolismo de cada célula del cuerpo de ese extraño. De la misma manera otras personas están inhalando tu aliento. Así, de manera constante, intercambiamos partes de nuestro ser, moléculas físicas y mensurables de nuestros cuerpos.
En un nivel más profundo, en realidad no hay límites entre nuestro ser y el universo. Cuando tocamos un objeto, lo sentimos sólido, como si hubiese un límite definido entre éste y nosotros. Los físicos dirían que percibimos la solidez de ese límite porque todo está hecho de átomos, que la solidez es la sensación que obtenemos cuando los átomos chocan contra otros átomos.
Pero, ¿qué es un átomo?
Los átomos constan de un pequeño núcleo y una gran nube de electrones que lo rodean. No hay un caparazón rígido en su exterior, sólo una nube de electrones.
Para visualizarlo, imagina un cacahuete en medio de un estadio de fútbol. El cacahuete representa el núcleo, y el estadio, el tamaño de la nube de electrones que lo rodea.
Cuando tocamos un objeto, percibimos solidez al contacto de las nubes de electrones. Esta es nuestra interpretación de la solidez, dada la sensibilidad ( o relativa insensibilidad) de nuestros sentidos. Los ojos, están programados para ver los objetos como tridimensionales y sólidos. Las terminales nerviosas están programadas para sentir los objetos como tridimensionales y sólidos. Sin embargo, en la realidad del ámbito cuántico, la solidez no existe. ¿hay solidez cuando chocan dos nubes? No. Se funden y se separan.
Algo similar ocurre cuando tocas un objeto. Tus campos de energía (y nubes de electrones) chocan, algunas porciones pequeñas se funden y luego te separas. Aunque te percibes como un todo, has cedido un poco de tu campo de energía al objeto y a cambio obtienes un poco de la suya. Con cada encuentro intercambiamos información y energía y cuando nos separamos nos transformamos un poco. Aquí podemos comprobar también cuan conectados estamos con el mundo físico. Constantemente compartimos porciones de nuestros campos de energía, por lo que todos, en este nivel cuántico, en el nivel de nuestras mentes y seres, estamos conectados. Todos estamos correlacionados con los demás.
Así pues, solo en la conciencia, nuestros limitados sentidos crean un mundo sólido a partir de la energía e información puras. Pero ¿qué pasaría si pudiéramos ver el ámbito cuántico, si tuviéramos ojos cuánticos?
Veríamos que todo lo que consideramos sólido en el mundo físico, entra y sale de un vacío infinito a la velocidad de la luz. Tal como la frecuencia fotograma-franja de las películas, el universo es un fenómeno de encendido y apagado.
La continuidad y solidez del mundo, existen sólo en la imaginación alimentada por los sentidos que no pueden discernir las ondas de energía e información que conforman el nivel cuántico de la existencia.
En realidad, todos entramos y salimos de la existencia continuamente.
Si pudiéramos afinar nuestros sentidos, veríamos los huecos de nuestra existencia. Estamos aquí, luego no estamos y luego volvemos otra vez. Sólo nuestra memoria, mantiene la sensación de continuidad. Existe una analogía que puede iluminar este punto.
Los científicos saben que los caracoles necesitan, aproximadamente tres segundos para registrar la luz. Imagina que un caracol me está viendo y que salgo de la habitación, realizo una proeza en tres segundos: robo un banco y regreso. En lo que al caracol concierne, nunca salí del cuarto; podría llevarlo a la corte y rendiría un testimonio perfecto. Para el caracol, el tiempo que estuve fuera del cuarto, caería dentro de esos huecos entre los fotogramas de la existencia discontinua. Su sentido de continuidad, suponiendo que tuviera, simplemente no registraría el hueco del tiempo.
Así pues, la experiencia sensorial de todos los seres vivos es una construcción perceptiva artificial, creada en la imaginación.
Hay un relato zen sobre dos monjes que observan una bandera ondear en el viento. Uno dice: “La bandera está ondeando” y el otro afirma: “No, el viento se está moviendo”. Su maestro se acerca y uno le pregunta: “¿Quién tiene la razón? Yo digo que la bandera se está moviendo, el dice que es el viento el que se mueve”.
El maestro contesta: “Ambos están equivocados. Sólo la conciencia se está moviendo; cuando la conciencia se mueve, crea el mundo con su imaginación.”
La mente es un campo de energía e información. Las ideas también son energía e información. Tú has imaginado tu cuerpo y el resto del mundo físico, al percibir el caldo de energía como un conjunto de entidades físicas separadas.
Pero ¿de dónde proviene la mente que imagina esto?
Nivel 3: El ámbito no circunscrito
El tercer nivel de la existencia es la inteligencia o conciencia. Se le ha llamado ámbito virtual, ámbito espiritual, campo de potencial, ser universal o inteligencia no circunscrita. Aquí es donde la información y la energía surgen de un mar de posibilidades.
El nivel más fundamental y básico de la naturaleza no es material. Ni siquiera es un caldo de energía e información; es potencial puro.
Este nivel de realidad no circunscrita opera más allá del espacio y el tiempo porque sencillamente no existen en él. Lo llamamos no circunscrito porque no puede confinarse a un lugar. No está en ti ni fuera de ti; simplemente es.
La inteligencia del ámbito espiritual es la que organiza el caldo de energía en entidades conocibles. Es lo que agrupa las partículas cuánticas en átomos, los átomos en moléculas, las moléculas en estructuras.
Es la fuerza organizadora que está detrás de todas las cosas. Puede ser difícil asimilar este concepto. Una manera relativamente sencilla de pensar este ámbito consiste en reconocer la naturaleza dual de tus pensamientos.
Mientras estás leyendo estas palabras, tus ojos están viendo la impresión en la página, tu mente está traduciendo la impresión a símbolos (letras y palabras), tratando de deducir su significado. Pero, reflexiona un momento: ¿quién es el que está leyendo?, ¿qué es esa consciencia que está detrás de tus pensamientos?.
Date cuenta de la dualidad de estos procesos internos. Tu mente esté ocupada decodificando, analizando y traduciendo. Entonces, ¿quien está leyendo en realidad?.
Con este ligero cambio en tu atención, podrás darte cuenta de que existe una presencia interna, una fuerza que siempre vive las experiencias. Esta es el alma, la inteligencia no circunscrita, y su vivencia tiene lugar en el nivel virtual.
Así como la información y la energía forjan el mundo físico, este ámbito no circunscrito crea y ordena la actividad de la información y la energía.
De acuerdo con el Doctor Larry Dossey, exitoso escritor y estudioso de la metafísica, los acontecimientos no circunscritos tienen tres importantes características que los distinguen: están correlacionados de manera independiente, absoluta e inmediata.
Analicemos brevemente que quiere decir esto:
El comportamiento de dos o más acontecimientos subatómicos no está determinado por las leyes de causa y efecto, significa que un suceso no es la causa de otro, aunque el comportamiento esté relacionado o coordinado inmediatamente con éste. En otras palabras, parecen bailar al mismo son, aunque no están comunicándose entre sí en sentido convencional. Éste es el significado de independiente.
La correlación entre los acontecimientos no circunscritos es absoluta, lo que significa que la firmeza de la correlación permanece intacta, a pesar de la distancia en tiempo y espacio. Por ejemplo, si tú y yo estamos hablando en una habitación, mi voz sonaría muy diferente que si estuviéramos en aceras opuestas en una calle. A esta distancia, mi voz sonaría mucho más débil, en el caso de que pudieras oírme. Si estuvieras en el ámbito no circunscrito, me escucharías claramente sin importar que yo estuviera parado a tu lado, al otro lado de la calle, a un kilómetro de distancia, o incluso, en otro continente.
Finalmente, inmediato significa que los acontecimientos no circunscritos no requieren tiempo de traslado. Todos sabemos que la luz y el sonido viajan a velocidades distintas y por eso vemos el relámpago a la distancia antes de escuchar el trueno. Con los sucesos no circunscritos, no hay tal retraso, pues las correlaciones de este tipo no obedecen a las leyes de la física clásica. No hay señal, no hay luz, no hay sonido. No hay nada que tenga que trasladarse. Las correlaciones entre los acontecimientos que suceden en el nivel no circunscrito o virtual, ocurren al instante, sin causa y sin debilitarse a través del tiempo o la distancia. La inteligencia no circunscrita está en todas partes a la vez, y puede causar múltiples efectos simultáneos en varios lugares.
Es desde este ámbito virtual desde donde todas las cosas están organizadas y sincronizadas. Por lo tanto, esta es la fuente de las coincidencias. Cuando aprendes a vivir desde este nivel, puedes cumplir espontáneamente todos tus deseos. Puedes
hacer milagros.
Del libro Sincrodestino, Deepack Chopra
LEY DEL DAR.
El universo opera por medio de un intercambio dinámico. Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de
energía en el universo y si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida.
Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constante con el cuerpo del universo; nuestra
mente mantiene una interacción dinámica con la mente del cosmos; nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos.
El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que
estructuran el campo de la existencia.
Esta armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar. Puesto
que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo sanguíneo.
Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza, la abundancia, la prosperidad o cualquier cosa que
deseamos en la vida circulando permanentemente.
En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su
inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material.
Cuanto más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. En
realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado. Lo que no se multiplica a través del dar, ni vale la pena darse, ni vale la pena recibirse.
Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará
abundancia. Cuando damos a regañadientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar.
Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien
da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es
incondicional y sale del corazón.
Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de
dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.
Si deseamos alegría, démosle alegría a los otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención
y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad la manera más fácil de obtener lo que
deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.
Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo
el mundo todas las cosas buenas de la vida. Incluso la sola idea de dar, el simple deseo, o una sencilla oración, tienen el poder de afectar a los demás.
Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información
en medio de un universo de energía e información.
Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo consciente. La palabra «conciencia» implica mucho más que energía e información, implica una energía y una información que
viven en forma de pensamiento.
Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de
transformar.
La vida es la danza eterna de la conciencia, que se manifiesta como un intercambio dinámico de impulsos de
inteligencia entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el cuerpo humano y el cuerpo universal, entre la mente humana y la mente cósmica.
Cuando aprendemos a dar aquello que buscamos, activamos esa danza y su coreografía con un movimiento
exquisito, enérgico y vital, que constituye el palpitar eterno de la vida.
La mejor manera de hacerlo es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le
daremos algo. No es necesario que sean cosas materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración. En realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales.
Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que
se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy
poderosa.
Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando,
estaremos recibiendo.. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad de dar.
Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente prósperos porque la naturaleza
provee a todas las necesidades y deseos. No nos falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas.
Por consiguiente, debemos saber que ya somos intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero
tengamos, porque la fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura, es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la risa, la paz, la
armonía y el conocimiento.
Si vamos en pos de estas cosas primero, no solamente para nosotros mismos, sino para los demás, todo lo
demás nos llegará espontáneamente.
Deepak
Chopra
¿TÚ, DE QUÉ ERES ESCLAVO?
¿De las heridas
que recibiste cuando eras chico?, ¿De tus traumas de la infancia?, ¿De lo que alguien más decidió que fueras?, ¿De una relación que no te satisface?, ¿De un trabajo que no disfrutas?, ¿De que los
demás te llevan la oposición y no parecen reconocer lo que vales?, ¿De la rutina de tu vida?
¡Ya libérate! ¡Tira ya esa mochila que llevas en la espalda en la que guardas el resentimiento, el rencor y la culpa. Deja ya de culpar a otros y a
tu pasado por lo que no marcha bien en tu vida. Cada día tienes la oportunidad de empezar otra vez. Cada mañana, al abrir los ojos, naces de nuevo, recibes otra oportunidad para cambiar lo que no
te gusta y para mejorar tu vida. La responsabilidad es toda tuya. Tu felicidad no depende de tus padres, de tu pareja, de
tus amigos, de tus compañeros, de tus opositores, de tu pasado, depende solo de ti.
¿Qué es lo que te tiene paralizado?, ¿El miedo al rechazo?, ¿Al éxito?, ¿Al fracaso?, ¿Al que dirán?, ¿A la crítica?,
¿A cometer errores?, ¿A estar solo? ¿A qué no te sigan? ¿A que te traicionen?
¡Rompe ya las cadenas que tú mismo te has
impuesto! A lo único que le debes tener miedo es a no ser tú mismo, a dejar pasar tu vida sin hacer lo que quieres, a desaprovechar esta oportunidad de mostrarte a otros, de decir lo que piensas,
de compartir lo que tienes. Tú eres parte de la vida y como todos, puedes caminar con la frente en alto. Los errores del pasado ya han sido olvidados y los errores del futuro serán perdonados.
Date cuenta de que nadie lleva un registro de tus faltas, solo tú mismo. Ese juez que te reprocha, ese verdugo que te castiga, ese mal amigo que siempre te critica, ese opositor que
te persigue y no te deja en paz, ¡eres tú
mismo! Ya déjate en paz, ya perdónate, sólo tú puedes lograrlo.
¿Cuándo vas a demostrar tu amor a tus seres queridos?, ¿Cuando te queden unos minutos de vida?, ¿Cuando les queden a
ellos unos minutos de vida?
El amor que no demuestres hoy, se perderá para siempre. Recuerda que la vida es tan corta y tan frágil que no tenemos
tiempo que perder en rencores y estúpidas discusiones. Hoy es el día de perdonar las ofensas del pasado y de arreglar las viejas rencillas. Entrégate a los que amas sin esperar cambiarlos,
acéptalos tal como son y respeta el don más valioso que han recibido: Su libertad.
Disfruta de tus relaciones sin hacer dramas. Si pretendes que todos hagan lo que tú quieres o que sean como tú has
decidido, si pretendes controlar a los que te rodean, llenarás tu vida de conflicto. Permite a otros que tomen sus propias decisiones como has de tomar las tuyas, tratando siempre de lograr lo
que es mejor para todos. Así podrás llenar tu vida de armonía.
Y por último, ¿Qué estás esperando para empezar a disfrutar de tu vida? ¿Que se arreglen todos tus problemas?, ¿Que se te quiten todos tus
traumas?, ¿Que por fin alguien reconozca tu valía?, ¿Que llegue el amor de tu vida?, ¿Que regrese el que se fue?, ¿Que todo te salga como tú quieres?, ¿Que se acabe la crisis económica?, ¿Que te
suceda un milagro?, ¿Que por arte de magia todo sea hermoso y perfecto?
¡Despierta ya hermano!, ¡Esta es la vida!
La vida no es lo que sucede cuando todos tus planes se
cumplen, ni lo que pasará cuando tengas eso que tanto deseas. La vida es lo que está pasando
en este preciso instante. Tu vida en este momento es leer este párrafo, donde quiera que lo estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora. En este momento tu corazón lleva sangre a
todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan oxígeno a donde se necesita. En este momento algo que no podemos comprender, te mantiene vivo y te permite, ver, pensar, expresarte, moverte,
reír, ¡hasta llorar si quieres!
No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y agradece
todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de tus hijitos. Pon tus manos en tu pecho y siente tu
corazón latir con fuerza diciéndote:
“Estás vivo, estás vivo, estás vivo”.
Yo sé que la vida no es perfecta, que está llena de situaciones difíciles. Tal vez, así es como se supone que sea. Tal vez por eso se te han
brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla: Una gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir cómo reaccionar ante lo
que sucede, el amor y el apoyo de tus seres queridos.
Sé también que tú no eres perfecto, nadie lo es. Y sin
embargo, millones de circunstancias se han reunido para que existas. Fuiste formado a partir de un diseño maravilloso y compartes con toda la humanidad sus virtudes y defectos. Así está escrito
en tus genes, en los genes de todos los seres humanos que han existido y en todos los que existirán.
Tus pasiones, tus miedos, tus heridas, tus debilidades, tus secretos y tu agresión, los compartes con todos los demás.
¡Bienvenido a la raza humana! Esos supuestos defectos son parte de tu libertad, parte de tu humanidad.
Si te preguntas ¿Quién soy yo para decirte todo esto? Te contestaré que no soy nadie, soy simplemente una versión
diferente de lo que tú eres. Otro ser humano más entre miles de millones, pero uno que ha decidido ser libre y recuperar todo el poder de su vida…
Espero
que tú también decidas hacerlo.
Tomado del libro: El Esclavo
Autor:
Francisco J. Ángel Real
EJERCICIO PARA TRASCENDER LA DUALIDAD- Ken Wilber
Ser un testigo del ser consciente puede prolongarse durante la vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo. El Testigo se halla totalmente accesible en cualquier estado, incluyendo tu propio estado de consciencia de este mismo instante. Así que les voy a guiar hacia ese estado, utilizando lo que en Budismo se llama “instrucciones indicativas”. No voy a intentar conducirles a un estado de consciencia diferente, a un estado de consciencia alterado o a un estado diferente de lo común. Simplemente, voy a destacar algo que ya está ocurriendo en tu estado actual, presente y habitual.
Así que comencemos por tomar consciencia del mundo que nos rodea. Mira al cielo, y simplemente relaja tu mente; deja que tu mente y el cielo se fundan. Observa las nubes que flotan. Toma nota de que esto no requiere de esfuerzo alguno de tu parte. Tu estado de consciencia actual -en el que flotan estas nubes- es algo muy simple, muy fácil, que no requiere de esfuerzo, espontáneo. Simplemente toma nota de que, sin mediar esfuerzo alguno, tomas consciencia de las nubes. Lo mismo ocurre con esos árboles, esas aves y esas rocas. En forma simple y sin esfuerzo, tomas conciencia de todos ellos.
Observa ahora las sensaciones presentes en tu propio cuerpo. Puedes tomar consciencia de cualquier sensación corporal que se halle presente ahora: quizás la presión del mueble, quizás el calor en el abdomen, quizás una tensión en tu cuello. Sin embargo, aún si estas sensaciones fuesen de tensión, puedes tomar consciencia de ellas con facilidad. Estas sensaciones surgen en tu consciencia presente, y esa consciencia es muy simple, fácil, relajada, espontánea. Eres un testigo, sin esfuerzo y sin dificultad.
Observa los pensamientos que surgen en tu mente. Puede que observes diversas imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas y temores, todos los cuales surgen espontáneamente en tu consciencia. Surgen, permanecen unos instantes y luego se van. Estos pensamientos y sensaciones surgen en tu consciencia de este momento, y esa consciencia es muy simple, relajada y espontánea. Sin esfuerzo ni dificultad, eres un testigo de todo ello.
Así que observa: puedes ver flotar las nubes porque no eres esas nubes, eres quien las está mirando. Puedes sentir sensaciones corporales porque no eres esas sensaciones: eres el testigo de esas sensaciones. Puedes ver cómo flotan los pensamientos porque tú no eres esos pensamientos -sino un testigo de su presencia-. En forma natural y espontánea, todas estas cosas surgen, por sí solas, en tu darte cuenta presente, sin que medie esfuerzo de tu parte.
Y entonces, ¿quién eres tú? No eres los objetos de allá afuera, no eres las sensaciones, no eres los pensamientos -sin esfuerzo, eres un testigo de la presencia de todos éstos, de modo que no eres ellos. ¿Quién o qué eres tú?
Dilo de este modo para ti mismo: tengo sensaciones, pero no soy esas sensaciones. ¿Quién soy? Tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy? Tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy?
Así que retrocedes hacia la fuente de tu propia consciencia. Retrocedes hacia el Testigo, y descansas en el Testigo. No soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los deseos, no soy los pensamientos.
Pero entonces, por lo general las personas cometen un gran error. Creen que, si descansan en el Testigo, van a ver algo o sentir algo, algo realmente exquisito y especial. Pero no verás nada. Si ves algo, se tratará simplemente de otro objeto: otra sensación, otro pensamiento, otra sensación, otra imagen. Sin embargo, todos éstos son objetos: no eres ninguno de éstos.
No es así?: mientras descansas en la realización del Testigo -no soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los pensamientos- todo lo que observarás es una sensación de libertad, una sensación de liberación, una sensación de alivio... alivio de la tremenda limitación que implica el identificarse con estas pequeñeces, pequeños objetos finitos, tu pequeño cuerpo, pequeña mente y pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden ser vistos y, por lo tanto, no son Aquél que ve, el verdadero Yo, el Testigo puro, aquél que realmente eres.
Así que no verás nada en especial. Lo que surja está bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones flotan en el cuerpo, los pensamientos flotan en la mente -y, sin esfuerzo, tú eres testigo de todo esto-. Todo esto surge espontáneamente y sin esfuerzo en tu consciencia presente. Y esta consciencia que es testigo no es, en sí, nada específico que puedas ver. Es, simplemente, una gigantesca sensación de libertad -o de vacío puro- en el trasfondo. Y en ese vacío puro -que es lo que eres- surge el mundo entero de lo manifiesto. Tú eres esa libertad, esa apertura, ese vacío -y no alguna de las cosas que surgen de allí-.
Descansando en ese atestiguar vacío, libre, fácil y carente de esfuerzo, observa que las nubes surgen en el amplio espacio de tu consciencia. Las nubes surgen en tu interior -tan así es que puedes saborear las nubes, eres uno con las nubes-. Es como si estuviesen a este lado de tu piel... están tan cerca. El cielo y tu consciencia se han vuelto uno solo, y todas las cosas en el cielo flotan sin esfuerzo a través de tu propia consciencia. Puedes besar al sol, tragarte la montaña... están así de cercanos. El Zen dice, “Tómate el Océano Pacífico de un solo trago”, y eso es lo más fácil de hacer cuando adentro y afuera ya no son dos, cuando sujeto y objeto no son dos, cuando el que mira y lo mirado son Un Solo Sabor Único. ¿Lo ves?
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