NO- DUALIDAD - VEDANTA ADVAITA
La no separación entre sujeto y objeto
Advaita es una palabra del sánscrito que significa "no dos". Sinónimo de Advaita es no-dualidad. Advaita no es una filosofía ni una religión. No-dualidad es una experiencia en la que no existe separación entre sujeto y objeto, un "yo" y el resto del universo, un "yo" y Dios. Es la experiencia de la conciencia, nuestra verdadera naturaleza, que se manifiesta como felicidad, amor y belleza absolutos. La conciencia se define como "eso", sea lo que sea, que percibe estas palabras aquí, en este momento.
SOY TÚ
Era un discípulo honesto. Moraba en su
corazón el afán de perfeccionamiento.
Un anochecer, cuando las chicharras
quebraban el silencio de la tarde,
acudió a la modesta casita de un
yogui y llamó a la puerta.
--¿Quién es? -preguntó el yogui.
--Soy yo, respetado maestro. He venido para que me proporciones instrucción espiritual.
--No estás lo suficientemente maduro -replicó el yogui sin abrir la puerta-. Retírate un año a una cueva y medita. Medita sin descanso.
Luego, regresa y te daré instrucción. Al principio, el discípulo se desanimó, pero era un verdadero buscador, de esos que no ceden en su empeño y rastrean la verdad aun a riesgo de su vida. Así que obedeció al yogui.
Buscó una cueva en la falda de la montaña y durante un año se sumió en meditación profunda. Aprendió a estar consigo mismo; se ejercitó en el Ser.
Sobrevinieron las lluvias del monzón. Por ellas supo el discípulo que había transcurrido un año desde que llegara a la cueva. Abandonó la misma y se puso en marcha hacia la casita del maestro. Llamó a la puerta.
--¿Quién es? -preguntó el yogui.
--Soy tú -repuso el discípulo.
--Si es así -dijo el yogui-, entra. No había lugar en esta casa para dos yoes.
Más allá de la mente y el pensamiento está el Ser.
Y en el Ser todos los seres.
La No-Dualidad y la Meditación
Sesha
Artículo publicado en revistaquialia.com, revista 0, año 2006 (revista semestral, Bogotá-Colombia)
Occidente posee una manera muy peculiar de escrutar el mundo: mediante el intelecto se intenta particionar la realidad en incontables categorías, con el fin de encontrar el elemento base común a todas ellas. La búsqueda occidental está enmarcada por innumerables pensadores que, desde las primeras épocas griegas del presocrático Tales de Mileto, han intentado infructuosamente encontrar "lo común en lo diferente".
Así mismo, Oriente, en su afán de comprender la realidad en la que se encuentra naturalmente inmerso, ha dirigido sus pesquisas en otra dirección: evita sustentarse en el sentido de la "parte", e intenta integrar los diferentes constitutivos del mundo y del hombre en un modelo intelectivo consistente que ofrezca el sentido de un "todo".
La especulación occidental en el terreno de la filosofía y, específicamente, en el ámbito de la metafísica, como sistema de acercamiento a la "verdad", ha repercutido en la sociedad marcando un camino exclusivamente teórico; la investigación teórica intenta explicar de manera racional el mundo sin dejar campo a que las conclusiones deban tener necesariamente una contrapartida práctica, es decir, un componente empírico mediante el cual los resultados metafísicos puedan ser contrastados. Ello lleva, necesariamente, a "batallas campales" entre divergentes ideas sin que ninguna precipite una definitiva relación entre teoría y práctica.
La metafísica oriental, al igual que su epistemología y ética, están encaminadas a una obligatoriedad práctica de los postulados teóricos. Cualquier divergencia entre la "idea" y su represtación "formal" queda excluida inmediatamente por inconsistente. Eso lleva a que la filosofía oriental deba poseer una explicación práctica a los problemas más abstractos que el hombre deba enfrentar; los varios postulados que las grandes tradiciones orientales han logrado plasmar, durante centurias de estudio, encaminan a sus practicantes un similar planteamiento: la búsqueda interior como elemento básico para entender y compaginar el mundo externo.
La No-dualidad, como idea filosófica, ha sido acuñada en oriente por la tradición hindú y ha evolucionado desde las insinuaciones desarrolladas en los antiguos textos védicos, hasta las inteligentes interpretaciones metafísicas expuestas en los Upanishads. Se le debe al gran filosofo hindú Sankaracharya la exposición detallada del término No-dualidad, dentro de un contexto filosófico denominado Vedanta Advaita o Conocimiento Final No-dual.
Definición
La No-dualidad postula que ninguno de los diversos constituyentes del mundo que la mente humana es capaz de interpretar son esencialmente Reales. El hecho de advertir, mientras se conoce con sentido de diferenciación entre conocedor y conocido, imposibilita, por definición, la experiencia de lo Real. La dualidad en la que se haya inmersa la mente modifica la naturaleza de los objetos conocidos, introduciendo un margen de "irrealidad" o “ilusoriedad” a la cognición; o como plantearía la física cuántica: el observador, por ser ajeno a lo observado, modifica la naturaleza del objeto, introduciendo un matiz de "incertidumbre" en el experimento.
Es importante anotar que lo Real no es aquello que se experimenta por la simple apreciación consciente individual, tal como no son “completamente reales” las experiencias, situaciones y sustancia que conforman el estado onírico. De igual forma, la representación consciente del mundo vigílico no es Real por el simple hecho de atestiguarla sensoriamente, pues sobre un objeto existen variadas representaciones, y cada objeto cambia en el entorno espacio-tiempo.
En cambio, lo Real sólo puede ser advertido por una modalidad especial de perceptor que tiene la capacidad de experimentarse no-diferente de aquello que conoce; es decir, donde perceptor y percibido no se experimentan diferenciados. La No-dualidad es irreductible por cualquier vía teórica; es una apreciación que únicamente puede ser experimentada cuando el observador pierde su calidad de diferente a lo conocido.
Así entonces, para el Vedanta lo Real no implica un tipo de objeto ideal o material que participe de una naturaleza "real o verdadera", tal como puede ser Dios o la Belleza, sino del logro de un tipo de modalidad de percepción en el que la diferenciación entre observador y observado se presenta desvanecido.
Por ello, y para instaurar una modalidad de cognición Real o no-difenciada, es necesario fracturar la representación dialéctica que la mente realiza al interpretar el mundo ideal o material.
El fundamento de la reeducación de la percepción, para adecuarla a este tipo de realidad No-dual, introduce a un tipo de prácticas medianamente conocidas en Occidente, y a las que suelen denominarse Meditación.
Naturaleza de la Meditación
El objetivo de la meditación no es la obtención, por un practicante con conciencia individual, de un estado interior especial, sino incluir de manera simultánea la percepción de la totalidad del mundo en quien lo observa o, lo que es lo mismo, de un observador convertido simultáneamente en la totalidad del mundo que conoce.
El fundamento de la práctica meditativa se sustenta en la representación que la mente hace de un evento cualquiera acontecido en el Presente, sin relacionar dicha información con cualquiera otra cuyo origen tenga como sustento el Pasado o el Futuro. Esta percepción totalmente aséptica, carente de memoria, sin relación o asociación dialéctica, resquebraja el sentido de diferenciación que sostiene la percepción dual y traslada la cognición a una experimentación carente de diferenciación entre Sujeto y Objeto.
Dicha no-diferenciación entre Sujeto y Objeto produce una inenarrable experiencia de vida plena que, sin necesidad de ser relacionada con la historia del conocedor, permite participar de un sentido de libertad incuestionable, pleno y absolutamente atemporal.
Denominamos a la cognición como No-dual cuando el perceptor se reconoce no diferenciado de aquello que conoce.
La Meditación como forma de vida
Equivocadamente se asume que la práctica meditativa excluye al ser humano de la cotidianidad de la experiencia, impidiendo una vida "común y corriente" a causa de la "leve vaguedad" en que la mente supuestamente se encuentra. Nada más erróneo. La meditación correctamente practicada se asocia a una corriente de atención continua, en la que únicamente se experimenta la intensidad del "aquí y el ahora".
No existe otra forma de vida más viva y con mayor sentido de realidad respecto al mundo y la acción. Ha de entenderse que, mientras cualquier individuo se encuentre absorto en la atención plena a un objeto cualquiera del Presente, jamás podrá reconocerse como diferenciado de lo conocido; al contrario, el sentido de diferenciación que el individuo vislumbra se asocia a una actividad que implica un proceso discursivo racional respecto a lo que conoce. De tal manera, la dualidad emerge a la conciencia humana tan sólo a causa de que el perceptor introduce su propia historia en la cognición. El vislumbre de memoria, asociado y sobreimpuesto al Presente, provoca sentido de diferenciación entre observador y observado.
La práctica de la meditación ofrece una forma de vida más atenta y más plena, y sin la inoficiosa actividad histórica que siempre distrae al individuo posándolo constantemente en los mundos de la fantasía y la imaginación. La práctica de estar atento constantemente al Presente permite al experimentador estar mucho "más aterrizado" en el mundo, pues no existe nada diferente en su cognición a aquello que "está aconteciendo".
Modalidades de practicas meditativas No-duales
Existen dos mundos de los que es posible ser consciente: Interno y Externo. El mundo Interno incluye toda aquella información que es interpretada por la mente sin la intervención de los cinco órganos de los sentidos; esencialmente nos referimos a los pensamientos, sentimientos, emociones y pasiones. El mundo Externo incluye toda información que la mente es capaz de interpretar mediante la intervención de los cinco órganos de los sentidos, es decir, todo el universo material: estrellas, sonidos, viento, etcétera.
La práctica meditativa interna es la más conocida en Occidente. Requiere inicialmente de la desconexión sensorial y, por lo tanto, de una postura quieta y relajada. Se busca situar la atención en el observador mismo y no en lo observado (pensamientos).
La práctica interna se sostiene en el hecho de que ser consciente de estar pensando corta el pensamiento, introduciendo un estado de atención expectante. Dicha actividad consciente expectante interior permite estar atento al mundo interior que acontece entre "pensamiento y pensamiento", es decir, el observador interno atiende la "muerte" del pensamiento y permanece expectante antes del "nacimiento" del siguiente pensamiento.
El espacio entre pensamientos se convierte en el trampolín que permitirá, más adelante, tener una experiencia no-dual gracias a que el observador se atestigua a sí mismo y, simultáneamente, es consciente de atestiguar lo observado, es decir, el observador es simultáneamente observador-observado .
A su vez, la práctica meditativa externa tiene como sustento el hecho de que, al observar el mundo con atención, el perceptor desaparece como agente independiente de la cognición. Para entender dicha afirmación, basta experimentar el mundo con "sorpresa", "novedad" o "asombro", tal como los niños continuamente lo experimentan.
La disolución del sujeto, en el universo externo, mientras se realiza la práctica externa, provoca una respuesta automática del sistema que actúa, sin que exista interferencia por parte del "yo". Ello implica una acción más eficiente y una capacidad de respuesta más "natural" e inteligente, siempre acompañada de un flujo ininterrumpido de atención.
Conclusiones
La No-dualidad, aparte de ser una exquisita representación teórica plena de elegancia intelectiva, posee una condición práctica completamente experimentable.
La No-dualidad reformula el análisis de los estados de conciencia y permite explicar claramente la modalidad de cognición que opera en cada uno de ellos.
El modelo de la No-dualidad posee la virtud de ser sostén para interpretar las más modernas teorías que existen en el ámbito de la física cuántica, gracias a que la naturaleza de la conciencia no posee necesariamente una representación individual, sino una naturaleza independiente de la propia actividad dialéctica de la mente.
_____________________
Sobre el autor:
Sesha, nacido en Colombia, cursó estudios de Ingeniería y posteriormente de Filosofías Orientales. Actualmente es conferencista internacionalmente reconocido sobre Meditación y Filosofía Vedanta Advaita. Dicta conferencias y seminarios sobre el tema en varios países de América y Europa. Entre sus obras se encuentran: La Búsqueda de la Nada, Grial, 1998, Colombia; El Eterno Presente, Grial, 1999, Colombia; La Paradoja Divina, Gaia editores, 2002, España; Los Campos de Cognición, Gaia editores, 2003, España; El Drig Drsya Viveka, Una Discriminación sobre la naturaleza del Perceptor y lo Percibido; Gaia editores, 2004, España; a su vez, ha escrito variados artículos en las más importantes revistas especializadas. Dirección de contacto: nagasesha@hotmail.com
________________________________
Sobre Sri Sankaracharya:
Nacido en el siglo VII después de J.C. en la ciudad de Kaladi, una villa situada en la costa oeste de la India, fecha en que tanto el Budismo como Hinduismo se encontraban en franca decadencia.
Su corta vida, 33 años, no fue impedimento para viajar desde muy joven por toda la India y enfrentarse en controversia dialéctica con los más afanados filósofos de las variadas escuelas de pensamiento de aquella época. Después de vencerlos a todos, instauró nuevamente la idea de la No-dualidad como base ideológica que promulgan desde antaño los más antiguos Upanishads o textos sagrados.
La Atención Liberadora
Consuelo Martín
1. La atención liberadora
Si queremos saber qué es la Realidad, qué es la Vida y de qué estamos hechos nosotros, para actuar en ella, tenemos que saber que la Realidad está hecha de conciencia que es el acto de darnos cuenta. Aquello por lo que nos damos cuenta es el trasfondo de que está hecha la Realidad.
Nos acostumbramos a pensar que la Realidad es algo que está fuera de nosotros, un objeto externo. Pero lo que crea ese objeto, lo que lo construye, es el acto de darse cuenta.
En nuestra conciencia de vigilia nos parece que lo real es lo que se proyecta en la vida y el "darse cuenta" es algo que sin saber como, refleja la realidad, algo que se nos escapa. Es todo lo contrario. La Conciencia es la realidad que se manifiesta fuera en mil situaciones y formas a las que llamamos nuestra vida. El que hagamos esta inversión tiene enormes consecuencias en nuestra existencia. Es un error que nos hace vivir de una manera equivocada.
Si siento que vivo más intensamente, que mi vida tiene más realidad, más autenticidad, pienso que la causa es algo de fuera. Algo atrae mi atención, me hace estar más consciente y considero a ese algo causa de la felicidad que siento; pero si me noto más vivo, mejor, es porque he intensificado mi conciencia y no porque ese objeto que tengo delante sea verde o rojo, o porque esa persona sea simpática o no lo sea. He creado una condición en mi mente. He condicionado mi estado interno de mantenerme despierto, alerta, a una cosa o situación externa que me produce satisfacción. Lo que me interesa me hace sentir muy bien. Lo que no me interesa, no pongo atención en ello. Pero me parece que no es interesante por una idea en mi mente. La vida entera es interesante si nos damos cuenta de que es la conciencia, si la vemos de dentro a fuera. Pero como la vemos al revés condicionamos nuestros estados internos a las realidades exteriores y creamos las condiciones de acuerdo con ideas que tenemos en nuestra mente.
La verdad funciona de otra manera. Cuando descubrimos la verdad, no nos condiciona; la verdad nos libera, nos abre por dentro. Amplía nuestra conciencia.
Cuando una persona, cosa, o situación nos interesa, se intensifica nuestra conciencia, pero no se amplía. La he limitado. La consecuencia de esto es que me he atado a eso, que no soy libre.
Al descubrir los verdaderos valores, los que son expresión de la conciencia profunda, los diferenciamos de los otros, los que son cualidades cambiantes. Y con independencia de ellos sentir‚ que soy fuerza, amor, belleza, armonía; a pesar de mi debilidad, de mi estatura, de mi falta de dinero, etc...
Con la atención en la totalidad esos valores absolutos se van expresando porque lo que hace que se limiten y condicionen es la atención particularizada a las representaciones externas de ellos. Estos valores que todos los seres humanos intuimos en el silencio, son los verdaderos móviles para que despierte nuestra atención.
La ampliación de la conciencia, la atención auténtica es todo lo contrario a la concentración: se produce de una manera espontánea y natural, en el silencio y la quietud de la mente. Todo lo verdadero es espontáneo y sencillo. Lo originario, que es lo verdadero, lo que está en lo profundo de la conciencia es siempre natural y sencillo.
Si la atención es justo ese darse cuenta, ese ampliar la conciencia, ¿Cuando ampliamos la conciencia?. Cuando intuimos que somos amor, belleza... La verdadera atención se produce de esta manera: descubro una verdad, cuando me intereso por ella, y cuando estoy pendiente de esa verdad porque intuyo que es esencial, entonces mi conciencia se amplía. No tengo que hacer nada más. Intuyo que soy amor, que no depende de las condiciones, que el amor es libre de todo condicionamiento y la conciencia se amplía en esta verdad.
Así voy abarcando más y más, descubriendo las verdades y manteniendo mi atención en darme cuenta de ellas, porque descubro que me interesan profundamente, porque las amo.
No es así como funcionamos. En el momento en que nos sucede algo desagradable ponemos en ello nuestra atención, nos desesperamos y sufrimos, pero cuando pasa un poco de tiempo, o mucho, eso se olvida y nuestra atención es cogida por otro suceso, desapareciendo esa desesperación. El cambio de nuestra atención cambia nuestros estados afectivos y emocionales. Aquí podemos investigar qué es lo que hacemos con la realidad: estamos dando realidad a aquello en lo que ponemos o concentramos nuestra atención.
Seamos pues inteligentes y no demos realidad absoluta a ninguna cosa, ya que todas son relativas y cambiantes. Demos sólo realidad a esa atención que viene del fondo, a esa Presencia interna y dejemos que en esa atención, en esa conciencia, se vayan manifestando y expresando todas las cosas que sirven para hacernos aprender. Todo lo que sucede nunca es casual. Absolutamente todos los acontecimientos son expresión de la Inteligencia, todos son expresión del movimiento de la Inteligencia, los más desagradables, los que creemos que no nos corresponden, todos.
2.- La primera manifestación: Ser, Conciencia, Plenitud.
Al principio parece que el silencio es un vacío, donde no hay nada, pero si persistimos, poco a poco ese silencio lo percibimos como pleno, lleno precisamente de esos valores que tanto anhelamos y necesitamos en nuestra vida. Son la expresión espontánea de nuestra verdadera naturaleza. Cuando entramos en nuestro interior, en el silencio, sentimos esa paz que tan inútilmente hemos buscado fuera, ese amor, esa belleza, esa armonía, esa justicia, cuya búsqueda exterior tanto dolor y frustración ha ocasionado.
Allí encontramos el equilibrio, la justicia, la paz, la bondad, la sinceridad auténticas, es decir, todas las cualidades que se derivan de la manifestación primera de lo Absoluto, son la primera expresión de la Trinidad que en la tradición hindú es Sat-Chit-Ananda: Sat (esencia-existencia), Chit(conciencia), Ananda (felicidad-plenitud).
En esta tríada, que se ve en todas las manifestaciones, primero es el creador y esa primera manifestación de la Trinidad está en el fondo de nuestra conciencia, de allí surgen todos los valores de fuerza, seguridad, energía, etc..., que tanto necesitamos. Y ahí es donde hay que buscarlos para luego poder expresarlos en nuestra existencia cotidiana. En el exterior, sólo hallaremos sus indicios entre sombras.
Lo externo nos lo despierta, pero lo despierta dentro de nosotros. Es por eso por lo que no podemos encontrarlos fuera.
El silencio es creador porque allí es donde encontramos la fuerza del Creador de lo que es, la potencia de ser. Cuando lo vivimos así, todas las inseguridades, todos los miedos, todas las debilidades desaparecen ante nuestra verdadera seguridad interna, ante nuestra potencia de lo que somos. Si somos capaces de centrar nuestra mente, de no dispersarnos en las formas y en los sentimientos externos y entramos en lo profundo de nosotros, quedándonos allí tranquilamente, encontramos que somos por encima de todo, no es que seamos esto o aquello que nos falta, sino que sencillamente somos. A pesar de estar enfermo, soy. A pesar de que me han insultado, soy. A pesar de todas mis carencias externas, soy.
Cuando descubro que soy esa felicidad, dejo de depender de que las circunstancias sean de una o de otra manera y empiezo a vivir la alegría de saberme felicidad pase lo que pase externamente. Y el camino para llegar a ello es sencillamente saltar las representaciones mentales, las ambiciones, las angustias, los miedos, los deseos, la avidez de los sentidos, y dejarse caer en ese silencio profundo de la conciencia para constatar que lo que en principio parecía un vacío, se va llenando de lo real, que está pleno de felicidad y de amor, que vienen a ser lo mismo. Amor y felicidad son idénticos.
3.- Lo que valoro y lo que soy.
Cuando nos encontramos en un estado de desorden, lo primero que deberíamos hacer es adentrarnos en nosotros mismos, hacer unos momentos de silencio y empezar a descubrir lo que realmente hay en nuestro interior. Descubrir los valores. Entonces la meditación se hará muy sencilla, movida por esos valores.
Alguien podría decir que no tiene esa demanda, esa necesidad de investigar, pero ¿no la tiene realmente?. Se puede mirar despacio, para descubrir si se tiene o no esa demanda de valores. Empecemos por ver que es lo que me mueve en la vida cotidiana. Si lo que quiero es estar tranquilo, que me quieran, tener dinero, una casa nueva, viajar, que me valoren, que me respeten, da lo mismo... Todos los deseos, los que me parecen buenos o los que me parecen menos buenos o malos provienen del mismo origen; de esa necesidad de los valores, de esa necesidad de la manifestación de lo Real en nosotros. Vienen del anhelo de fuerza, de potencia de ser, de amor y de claridad de la Inteligencia.
Pero es necesario descubrir en nosotros la potencia de ser para que desaparezca la sed del deseo. Es entonces cuando surge la demanda de la meditación, porque ese deseo de triunfo, de ser poderoso, de tener cosas, no es más que la expresión externa del anhelo de ser, de ser de Verdad.
Si cuando me encuentro ante el escaparate de una tienda, investigo el origen de mi deseo por lo que he visto a la venta, comprobaré que detrás de ese deseo hay un anhelo de algo mayor, que en este caso podría ser de belleza. Si me quedo contemplando la Belleza, comprobaré que está en mí y que por ignorancia, el anhelo de ella ha creado mi deseo. Todos los valores están ahí, en lo profundo de la conciencia. Contemplo la Belleza y soy Belleza. Contemplo el Amor y soy Amor, contemplo el Poder, la Fuerza, y soy Poder y Fuerza.
Y contemplando voy penetrando en lo profundo, porque es el hilo conductor que me lleva por la Belleza, la Fuerza, el Poder, hacia la conciencia profunda que soy.
Todo esto se encuentra después de uno o mil intentos, no se sabe cuando, pero hay un momento en el que algo, como una gracia, hace su aparición y sucede lo que tantas veces hemos estado intentando y no hemos alcanzado. Y este descubrimiento compensa con creces el tiempo invertido en intentarlo.
Queríamos tener una vida maravillosa y no nos damos cuenta de que lo que anhelamos está ya en la conciencia. Queremos cambiar la vida por fuera sin darnos cuenta de que eso no es posible.
Esto es tan abstracto que nuestra mente no se lo puede creer. Solamente vivenciando el silencio llegamos a descubrir lo divino, lo sagrado, la realidad absoluta que somos. Estoy aquí y ahora, pero ¿qué es lo que realmente soy? No soy estos pensamientos cambiantes que pasan por mi mente y que no se de donde vienen. No soy estas sensaciones de mi cuerpo que aparecen y desaparecen. No soy esos sentimientos, estas emociones, sentirme bien o sentirme mal, que son pasajeros. ¿Donde está lo permanente en mí?.
Si me quedo en el "darme cuenta", el silencio cobrará vida para mí, será algo creativo, que me llevará a lo que realmente soy, aquello desconocido que está por descubrir.
4.- ¿Con que me identifico?
Toda idea a la que me aferro es un deseo que quiere realizarse. Una parte grande o pequeña de mi identidad ha quedado retenida allí. En toda identificación o apego, voy perdiendo algo de mí mismo.
La realidad está en mi identidad, sin darme cuenta me esclavizo poniéndola en ideas en situaciones, en personas. Al hacer silencio deshago por comprensión esas identificaciones, suelto lo que había retenido y al soltar me libero a mí mismo, vivo mi verdadero ser sin límites.
Lo que allí puse de mi propia identidad real, ese apego, ha dado un aparente valor a todo aquello. Pero cuando recupero mi identidad mediante un acto de "recogimiento interior", como se ha llamado en nuestra tradición, compruebo que era un valor reflejado.
El acallar los ruidos del pensamiento, el vaciarme de ideas limitativas, es simultáneo con la plenitud del ser que va dando sentido a todo lo que hago.
Quién no ha conectado en su interior con esa plenitud, la busca todo el tiempo donde no está . No puede dejar de buscarla. Un ser humano, podríamos decir que es eso: un buscador de plenitud. La experiencia del que busca la felicidad por un camino equivocado es una experiencia frustrante. Al buscar amor se produce desamor, al buscar paz se produce conflicto, al buscar alegría, tristeza y depresión. Si hemos comprendido cómo es el proceso de la búsqueda, o del deseo; renunciaremos, sin esfuerzo de voluntad, a una experiencia limitada a cambio de la plenitud. Renunciaremos a una parte por el todo.
La observación paciente y continua va poniendo de manifiesto lo que verdaderamente sucede en la ambición, la búsqueda y el deseo. Cuando aparece un deseo, tengo que observar qué lo impulsa, qué le da fuerza. Puede ser que sienta que me falta amor, paz, energía, etc... y creo obtenerlo al conseguir algo determinado.
Lo que importa es qué es lo que impulsa mi deseo, porque si lo descubro podré seguir una investigación que me sacará de lo ilusorio del vivir condicionado y me conducirá a lo real.
Muchas veces estamos divididos: deseo por un lado ir a divertirme y por otro, quiero ponerme a meditar. Si observo cuidadosamente lo que sucede, si empiezo a investigar en mí mismo, puedo hacer una unidad de esa dualidad. Ya que la conciencia es una, debo poder unificar las dos opciones contrarias en un sólo acto.
Mirando sin división mis deseos veo que lo que me empuja a irme a divertir, o a cualquier otra cosa y lo que me empuja a meditar o practicar alguna técnica para realizarme es lo mismo: mi anhelo de plenitud. Cuando descubra que en el silencio de mi conciencia profunda está siempre esa plenitud que anhelo, cambiar el rumbo de mis pasos y los deseos perderán interés para mí.
Voy comprendiendo a partir de aquí que no tengo que renunciar a ningún deseo para quedarme en silencio, en el silencio de la meditación. Si dejo de satisfacer un deseo para meditar, no he comprendido nada. Y estará creando un conflicto en mi interior que impedirá la aparición del silencio. Un conflicto produce perdida de energía. Y al no tener energía no puedo abrirme a la energía profunda que soy.
Todo lo que deseo, lo deseo porque anhelo la paz o la belleza, la alegría o el amor, que son la expresión natural del ser, que son mi única naturaleza.
¿Porqué no ir directamente hacia esa plenitud del amor o la belleza, o la fuerza o la alegría que intuyo o que ya estoy descubriendo en el silencio interior?
(Fragmento de: EL SILENCIO CREADOR. Consuelo Martín. Mandala Ediciones)
"El evangelio de la realización de sí mismo, una vez oído, no se olvidará nunca. Como una semilla depositada en la tierra, esperará la estación adecuada y brotará y se
transformará en un árbol vigoroso."
Nisargadatta Maharaj
Mooji
Sri. Ramana Maharshi
Las estructuras son resultado de la manifestación y como complejos psíquicos funcionan de manera conectada formando un todo. Al volver a la fuente de los pensamientos eso provoca que los pensamientos desaparezcan y sólo permanezca el sí mismo. Darse cuenta de que la conciencia es el trasfondo de toda actividad mental y percepción sensorial, provoca el impulso a ser consciente de la propia naturaleza, con ello surge la quietud de la conciencia esencial. Muchas veces se menciona la quietud interna, es bueno dejar presente que no hay ningún dentro ni fuera para el sí mismo. Hablar de dentro o de afuera es el ego proyectándose, ya que el sí mismo es puro y absoluto, sin localización.
R. Malak (Resplandor no Dual)
La realidad, al manifestarse, parece estructurarse de la siguiente manera: la conciencia se centralizó como el "pensamiento yo soy" o eseidad y se manifestó convirtiéndose en el aparente creador y manipulador de su entorno, permitiendo moverse con un dominio mayor, lo que impulsó a creer que es un ente separado del Ser. El sí mismo está aquí, sin embargo se trata de volver al sí mismo en conciencia, y los deseos y dudas desaparecerán. El sí mismo es el observador de los estados de la mente como el sueño profundo, el sueño con sueños y la vigilia, así como de los procesos del cuerpo y las emociones, por tanto es la observación misma de toda estructura.
La realidad de conciencia es la base de los estados mentales, es la observación de los cambios, de todo surgimiento y crecimiento, desarrollo y consecuente decadencia, de todo lo que se construye y se destruye. El universo se muestra como un espejo del propio movimiento del si mismo como conciencia reflejada. Y esta comprensión silenciosa, libre de la idea de estar comprendiendo, es pura plenitud que llena el vacío producido por la ausencia de ego.
R.Malak
Etracto de las enseñanzas de Sri Ramana Maharshi
-Todas las dualidades, los opuestos -tales como conocimiento e ignorancia- y las tríadas -tales como conocedor, conocimiento y conocido- no proceden más que de una sola noción -el Yo-. Si dentro del corazón descubrimos la esencia de esta noción, el resto se desprende por sí mismo. Sólo aquellos que la han encontrado así conocen la Verdad y nunca conocerán la duda.
- No puede haber conocimiento sin ignorancia, de la misma manera que no puede haber ignorancia sin conocimiento. El verdadero Conocimiento es sólo aquel que conoce el Sí mismo, origen de donde procede todo conocimiento y toda ignorancia.
- El pasado y el futuro no existen más que en relación con el presente. No son otra cosa que el presente cuando llegan. Así, pues, sólo el presente es real. Creer que se conoce el pasado y el futuro sin conocer la Verdad del Ahora Eterno es lo mismo que tratar de concebir una numeración sin la unidad.
- De la misma manera que uno se sumerge buscando encontrar un objeto que ha caído dentro del agua, así debemos sumergirnos al interior de nosotros mismos, concentrándonos, reprimiendo la palabra y la respiración a fin de encontrar el lugar de donde procede y de donde surge el «yo».
-Los pensamientos de esclavitud y liberación sólo permanecerán mientras pensamos que estamos atados. Cuando nos miramos a nosotros mismos preguntándonos quién es el que está atado, el pensamiento de esclavitud desaparece en seguida, puesto que sólo subsiste el Eternamente Libre, alcanzado eternamente. ¿Cómo pues puede subsistir entonces el pensamiento de liberación?
- El conocimiento de sí mismo es el medio infalible, el único directo, para realizar el Ser absoluto e incondicional que somos en realidad... El intento de destruir el ego o la mente por medio de una sadhana que no sea el conocimiento de sí mismo es igual que el ladrón que invita al policía a detener a quien ha cometido el delito, es decir, a él mismo. Sólo el conocimiento de sí mismo puede revelar la verdad, que ni el ego ni la mente existen realmente, y permite realizar el Ser puro e indiferenciado del Absoluto. Una vez realizado el Yo, no queda ya nada por saber, puesto que es la Felicidad perfecta, es el Todo.
- El propósito del conocimiento del Yo es enfocar toda la mente en su Fuente. No es, por consiguiente, un caso de un Yo que busca a otro Yo.
Lo que siempre es
No Dualidad- conocer la mente
1 de 8
Escribir comentario
Lety Ontiveros (jueves, 14 noviembre 2013 21:57)
Excelente pagina, considero que es necesario hablar mas sobre la Intelgiencia Espiritual y su relacion con la felicidad del Ser.....
Juani (viernes, 15 noviembre 2013 00:34)
Gracias por tu comentario!
Un abrazo!!
Juani
Joel (miércoles, 13 mayo 2015 09:59)
Hola. El yo tampoco existe.
Albert (lunes, 05 octubre 2015 17:49)
Excelente materia sonre la profunda investigacion del ser y no ser